martes, 5 de mayo de 2015

Querida yo del pasado

Querida yo del pasado:

Te sorprenderá que te escriba, ya que se estila mucho (sobre todo en algunas películas) escribir a tu yo del futuro, pero nunca al del pasado.

Hoy me he puesto delante del ordenador como tantas otras veces, pero bien lo sabes, hace algún tiempo que me cuesta escribir.

Me he parado a pensar cuantas veces echamos la vista atrás y pensamos en los errores cometidos, en cómo actuaríamos hoy si estuviésemos en aquella situación y luego caemos en la cuenta de que no sirve de nada pensar en qué pudo ser, o qué podríamos haber hecho, pues lo hecho, hecho está.
Hoy te escribo, no para reprocharte, sino para darte las gracias.

Gracias por la primera borrachera, descubrí que no me gustaba el vodka, aprendí a saborear una buena copa de whisky. Por las noches de fin de año, de San Juan, los conciertos en la playa, el terraceo, los festivales…Gracias por los bailes.

Gracias por el primer beso, porque frente al mar siempre son más bonitos, aunque tengas los ojos cerrados (y es que solo son verdaderos aquellos en los que los cierras). Que cada beso cuenta. Por los desamores, que me hicieron entender que si alguien te quiere en su vida, él te pondrá en ella, tú no deberías estar luchando por un puesto. Por los juegos de miradas, los gestos cómplices, las sonrisas de lado... Por los mensajes de buenas noches, y los de buenos días.

Gracias por las lágrimas, que no han sido pocas (siempre hemos sido de lagrima fácil) y me descubrieron cuánto vale cada sonrisa. Por no tener cosquillas y conseguir reír a carcajadas. Por la compañía que con el tiempo has puesto a mi lado, que muchas veces hacen que todo merezca la pena. Por mis amigos, cada uno de ellos sabe por qué.

Gracias por las horas de ballet, los maillots, las puntas, las redecillas y horquillas, bendita disciplina. Por el teatro, por el mono de subirse al escenario. Por los libros leídos, las canciones que se han convertido ya en banda sonora. Por cantar en la ducha, al volante y de copiloto.

Gracias por empezar a beber café porque detrás de toda mujer de éxito siempre hay una cantidad sustancial de café. Por las conversaciones infinitas. Por fumarte tus propias colillas filosofando de la vida y milagros.

Gracias por elegir Madrid, por las despedidas y las bienvenidas. Por quedarte.

Gracias por los errores, porque puedo echar la vista atrás y pensar que al final no lo fueron tanto.

Y es que la (S) de hoy es, por la (S) de ayer.

(S)