martes, 30 de diciembre de 2014

A propósito

Supongo que muchos de vosotros cuando llegan estas fechas hacéis examen de conciencia y valoráis lo sucedido, lo  bueno y lo malo, cosas que mantener y cosas que hacer que desaparezcan de tu vida, si os soy totalmente sincera (como lo he sido siempre,) es algo que no he hecho nunca en mi vida. Me aburre sobremanera entrar a hacer valoraciones de este tipo.

No hay propósitos para este nuevo año, y si bien es cierto que tengo mil defectos que mejorar y he cometido errores, como todos supongo, son ellos en parte los que me hacen ser como soy. Siempre he dicho que quieres de verdad a alguien, cuando conoces sus defectos y aun así le quieres.

No voy a dejar de fumar, ni adelgazar, ni a aprender ningún idioma nuevo, no me voy a apuntar al gimnasio y tal y como está el trabajo os aseguro que no voy a ahorrar.

Me contento con que el año que está por empezar sea igual que el anterior.










Y siempre podemos pedirle más a la vida, un mejor sueldo, más tiempo libre, estar más delgado o más fuerte, enamorarse y ser correspondido, pero ¿Sabéis qué os digo? Que el mejor propósito de este año sería saber verle el lado positivo a lo que nos sucede, quizá el secreto de todo esté en eso, en las pequeñas cosas que nos hacen sonreir.

Rompe las reglas, haz más a menudo aquello que te gusta, besa lento, ama de verdad, así sin excusas, mira a los ojos,perdona rápido, sal y comienza a crear, ríete sin control y nunca dejes de sonreír por muy extraño que sea el motivo.


Y esta vez, no hagamos propósitos, hagámoslo a propósito. 

Puede que la vida no sea la fiesta que esperábamos, pero mientras estemos aquí: ¡Bailemos!

Feliz 2015.

(S)

martes, 23 de diciembre de 2014

Navidad en la Gran Ciudad: Un día de furia


Llegan tan señaladas fiestas y la gente acude cual borregos al centro a ver la luces y a dar vueltas como manadas de zombies sin destino fijo, exceptuando los puntos clave que posteriormente nombraré. Creo que va siendo hora de que el ayuntamiento ponga unas normas para que andar por el centro de Madrid (y, seguramente, en tu ciudad de origen, oh fan) en Navidad no sea algo parecido a una partida del Supermario esquivando gente:

- Si vienes con niños no uses carrito: se que es cómodo plantar al niño en el carrito y arrastrarle por todas las calles mientras tu retoño se queda frito y tu te pones ciego a churros. Los carritos son usados por los padres como las cuadrigas de Ben Hur. Sirven para apartar de tu camino a la gente y que se jodan y se tengan que echar a la calle para que les atropelle un taxista malvado. También sirven para guardar provisiones como galletas que el niño chupará y luego arrojará a la acera para mayor adorno del centro, o para colgar globos que el hijo ha exigido que se compre y que son una fuente de diversión estupenda porque permiten cortar la cuerda cuando el padre/madre no este atento y pasar un rato estupendo aspirando helio y poniendo voz de pito. No lleves por tanto el carrito, que mejor que hacer que tu hijo vaya andando y descubra lo dura que es la vida y que va a tener que ir andando de acá para allá cuando sea mayor. Y si te obliga a llevarlo en brazos te aguantas que para eso es tu hijo.

- Si algo te mola no te pares en seco como un palo de zurrar mierdas: esto es algo habitual, tu vas entre la masa intentando adelantar cuando, de repente, se te para en seco delante una señora que, casualmente, ha descubierto que las luces de Navidad están encendidas. Señora, la regla es la siguiente: si va usted a pararse mira ligeramente hacia ambos lados para comprobar que nadie viene y se va hacia el lado que desee, sin molestar a nadie. Así no provocará que alguien le "perturbe" la parte trasera de su cuerpo.

- Llevar gorros de formas es de lerdos: es ideal la Navidad y todas las cosas, pero no pone por ningún lado que sea obligatorio ir con un gorro de anormal para diferenciarte, anormalmente, de los demás. Eso solo te abaja como persona y te convierte en un subproducto de la sociedad de consumo, además de en un lerdo de libro.

- A ver a donde vas: es habitual que la gente en Madrid vaya a comprar la lotería a Doña Manolita o a tomar churros a San Ginés. Si vienes a Madrid que sepas que hay mas sitios, a mi no me vuelven a ver en ninguno de los dos. El grado de agradabilidad de ambos sitios es tan grande que, o te sale la vena bombardeo de Napalm o cambias las tornas y dedicas la mejor de tus sonrisas a la dependienta y le dices "jamás en mi vida me había tratado alguien tan amabilisísimo, creo que es usted una de las personas con el sentido del servicio hostelero mas desarrollado e innato del mundo, le auguro una vida de grandes éxitos empresariales y sexuales." Si no pilla la ironía déjales propina.

Lo dicho, el centro esta bien pero que se impongan ¡YA! unas normas y que a los que no las cumplan se les aplique porra eléctrica o similar.
Feliz Navidad!

V

martes, 16 de diciembre de 2014

La Canción de Amor Perfecta




Si hay algo en este mundo por lo que se debe luchar es por Amor. La inspiración que se siente al alcanzarlo o perderlo permite que exista el arte en la Tierra.
Creo que la música es una de las mejores maneras de expresar el Amor. Pero ¿es posible encontrar la canción de Amor perfecta?








Ya traté en mi blog alternativo la pasión con la que se hacen las canciones de desAmor y creo que el sentimiento contrario inspira mejores letras. No quiero decir que poner a parir a la otra parte no tenga su aspecto terapéutico o que se construyan versos como:



"Desde que te fuiste puedo hacer lo que me de la gana,
puedo quedar con quien quiera. [...]
Pero nada, nada puede alejarme de esta tristeza, 
porque nada se puede comparar contigo."
Nothing Compares 2U (Prince)

Para mi existen dos canciones que expresan como ninguna qué es una canción de Amor. La primera es Into my Arms de Nick Cave. ¿Porqué? Por esto, por ejemplo:

"No creo en un Dios intervencionista. Pero sé, que tú sí.
Y si lo creyera, me arrodillaría para pedirle
que no interviniera, 
que no tocara ni un pelo de tu cabeza
Para dejarte tal como eres
Y si Él quisiera que te dirigiera directo,
directo a mis brazos."

Poesía dirigida a Dios, diciendo que no le aparte de ella. Eso si que es una declaración de intenciones.

La otra canción es I want You de Bob Dylan. Otra obra de poesía acompañada de una melodía construida sobre una armónica. Metáforas que camuflan opiniones de personas que no ven con buenos ojos a la otra persona, pero ante esos, los versos de Dylan descargan razones contrarias. Razones que acaban en Te quiero. 

 "El sepulturero culpable suspira, 
El organillero solitario llora, 
los saxofones plateados dicen que debería rechazarte, 
Las campanas agrietadas y los vientos gastados soplan en mi cara con desprecio, 
Pero no es así, no nací para perderte."

Amor en la música: poesía. Desamor en la música: poesía. ¿Puede haber algo mejor?

V

domingo, 7 de diciembre de 2014

Asi como locos

“Pero en definitiva, ¿Qué es lo nuestro? Por ahora, al menos, es una especie de complicidad frente a otros, un secreto compartido, un pacto unilateral.
Naturalmente, esto no es una aventura, ni un programa ni -menos que menos- un noviazgo. Sin embargo, es algo más que una amistad”

Le tomo prestadas estas palabras a Mario Benedetti, y digo prestadas y no robadas porque robar es pecado y está muy feo.

¿Pues cuantas veces, cuantos de vosotros, os habéis visto en una situación así?

Quizás todo empezó de una manera inocente, sin intención, y sin esperar nada. Y de repente un mar de preguntas, muchas te las haces tú mismo, otras te las hace esa persona que tienes al lado y las más comprometidas, las hacen los demás.

¿Quién es?, ¿De qué os conocéis?, ¿Es tu pareja?, ¿Sois solo amigos?, y una larga lista de etcéteras.

Pues permitidme que os dé, como siempre, mi particular opinión al respecto.

Te has sentado a mi lado, y hemos pedido café como siempre, pero esta vez es como nunca, y es que una bandada de preguntas se cierne en torno a mi cabeza como los pájaros de Hitchcock. (y a pesar de mi ferviente pánico a los pájaros, ahora mismo no se que me da más miedo, si estos o mis dudas).

Siempre me ha gustado compartir momentos asi contigo, cuando nos besamos por primera vez no hubo dudas, no hubo ruegos ni preguntas.

Dicen que los tratos se cierran con un apretón de manos, y permíteme que te diga que nosotros lo hicimos el dia que mientras caminábamos por la calle nuestras manos se unieron sin que nos diéramos cuenta.

Y ahí el pacto unilateral.

Quizá esa es una de las primeras cosas que hace que esto no sea una aventura, y es que yo con mis aventuras no hago tratos, no existen pactos, se  lo lleva el viento.

Alguien me dijo alguna vez que lo que diferencia un simple ligue de “algo más” es que a un ligue, solo le besas de noche, e intentas mitigar tu fuego enviando mensajes apartir de las 2:30 de la mañana, sin embargo cuando hay “algo más”, el sol hace de tus besos algo más calentito y el único fuego que hay es el que los dos creamos. Fuegos artificiales.

Se me está quedando el café frio de tanto pensar, y me pregunto (si, otra pregunta más) como es que no te preguntas porque no lo he tocado todavía, y caigo en la cuenta, de que sabes que no me gusta el café caliente, que siempre espero a que se enfrie, porque me gusta más cuando el café se enfria solo que cuando te lo sirven ya frío, ya sabes, dejo que las cosas ocurran como tienen que ocurrir de manera natural, sin forzar nada.

Y una vez  más me he encontrado con la respuesta a mis preguntas frente a una taza de café. No nos agobiemos pensando en qué es, qué podría ser, qué será, dejemos que sean nuestros propios actos los que marquen el ritmo, utilizando la cabeza, pero también el corazón y es que en esta sociedad que se está volviendo tan fría (no porque estemos en invierno) hace falta algo de corazón, porque soy de ciencias, pero hay cosas que no se calculan, cosas a las que no les puedes poner limites, tiempos o cifras.

Dejemos que aquello que queremos decir, salga por nuestros labios, no temamos, porque el temor, solo nos impedirá actuar como nosotros realmente actuaríamos, y puede que de este modo nos perdamos intentando encontrarnos.

Sé que lo que hay entre nosotros no es nada, no es una amistad, no es una relación, no es un cuadro de excell perfectamente organizado, pero  a veces nada es todo lo que necesitamos.

Porque no necesito que me prometas la luna (esa ya la llevo en la piel), no me prometas nada eterno, simplemente sintamos cada coma, cada punto, hasta el punto final de los finales, hasta ese punto al que no le siguen más puntos suspensivos como dice Sabina.

Por eso vivamos esta historia, asi como solo tu y yo sabemos vivirla, asi como locos.

(S)