viernes, 10 de julio de 2015

Eso que nunca se olvida

Me he dado cuenta de que si te encontrase así, de pronto, no sabría que decirte.

Así que después de algún tiempo y ya con el romántico menos subido me he decidido a escribir, de mí, como siempre, de ti; como espero que no lo hayan hecho nunca.

Quizás hasta ahora no me había atrevido a hacerlo por miedo, y vaya, de repente caí en la cuenta de que miedo solo tengo a los pájaros y salté sobre el teclado, porque te digo una cosa, si tengo que arrepentirme de algo, prefiero que sea de lo que he hecho y  no de lo que no he hecho.

Si me hubiese dejado llevar por el miedo, jamás habríamos cantado al despertar.

Por eso no pienso llevarme las manos a la cabeza, preguntarme por qué me deje llevar y no mantuve la mente fría. Y es que ya sabes cómo soy, cuando una se confía baja la guardia.

Por eso no me arrepiento, aún sonriso cuando lo pienso y aunque pudiste, pudimos, haberlo hecho mejor, lo hicimos nosotros,  y eso es lo que de verdad me importa.

Dicen que quién bien te quiere te hará llorar, supongo que ese será el motivo por el cual no he soltado una lágrima.

Nunca vendiste humo, y quizá eso me ayudo a saber qué lugar me correspondía, la pieza del puzzle que querías que fuera, no salirme del tablero…

Por eso prometimos no prometernos nada.

Y al final a esa sonrisa de soslayo se la llevo la tormenta y el tiempo.


Por que como hace poco leí en algún lugar, tú y yo fuimos eso que no se cuenta, ni se admite, pero nunca se olvida.

(S)

No hay comentarios:

Publicar un comentario