Me siento en el sofá, copa y cigarrillo en mano.
Miro la copa y pienso en lo poco que me gustan esas
cenas/comidas en las que alguien levanta la propia y llevado por la verborrea de
las anteriores realiza un brindis en el
que las palabras que alcanzo a entender, apenas guardan coherencia.
Pero hoy, hoy soy yo la que tiene ganas de brindar.
Alzo la copa en primer lugar por los míos, los que no fallan.
Porque las mejores cosas de la vida, no son cosas.
Brindo por los cobardes que se quedan en las trincheras.
Brindo por los que buscan la perfección.
Brindo por los que no creyeron que merecía la pena.
Brindo por los que no supieron escuchar.
Brindo por los que tienen miedo a sentir.
Brindo por los que se cansaron de la partida sin haberla empezado siquiera.
Hoy os bebo en cada trago, hoy me emborracho con vosotros.
Brindo por lo que ayer dolió y hoy ya no importa.
Tchin Tchin!
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