Es verano, la gente se va de por ahí ya sea a la playa o de fin de semana. Muchísimos de ellos van a un lugar llamado "El Pueblo." Ese lugar en el que se come siempre bien, se duerme siempre estupendamente y en el que, casi siempre, tienes un lugar privado en el que darte un chapuzón.
Yo tengo un problema: soy de Madrid, al igual que mis padres y abuelos y, por tanto, no tengo pueblo.
Pensareis que lo digo en plan despectivo y esas cosas para dármelas de madrileño de pro y gato de los pocos que quedan pero muchas veces no tener pueblo apesta.
Imaginar un día cualquiera del mes de agosto paseando por la Gran Vía a las 8 de la tarde con un calor mas propio de las propiedades de Luis Cándelas saliendo del asfalto y tu pensando en lo bien que se estaría en el porche de una casa de pueblo comiendo pipas y respondiendo a las viejas que pasan delante preguntando si eres el de alguna señora que se inventan.
Resulta mazo de molón, eso si, decir que eres de Madrid y que conoces cosas como la estatua esa del angel caido que hay en la calle Mayor en lo alto de un edificio. Pero cuando la gente empieza en verano a mandar por el puto whatsapp las fotos de su pueblo te jode muchísimo y mandarías al angel caido ese y a toda la oferta cultural madrileña al puñetero guano.
Yo hace unos años tenía pueblo (por poderes) pero por circunstancias ajenas a RTVE pase a la reserva y volví a no tenerlo. Así que pude disfrutar unos años de las ventajas de tener pueblo. Que las he resumido en las siguientes:
1- En el pueblo suele hacer buen tiempo: cuando vas hace calor o si es invierno hace un clima invernal bucólico que te hace plantearte la idea de dejar tu trabajo y dedicarte a ser cabrero o poeta dadaísta. Lo bueno de los pueblos es que no hay tanto asfalto como en Madrid y la sensación de calor es menos intensa que un paseo a las 2 de la tarde por la Puerta del Sol.
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Muchos pueblos están en cuesta, igualito que Madrid |
2- En el pueblo se come bien: suele coincidir casi siempre que en el mismo pueblo o en uno cercano se realiza alguna especialidad gastronómica alcanzable en la capital solo previo pago astronómico. Empanadas de torreznos, embutidos con un nivel de sabor orgásmico, marisco que no sabe a culo de caballo... Comer en Madrid en verano esta bien porque no hay ni perri y puedes ir a cualquier lado sin que haya gente pero luego te emocionas y vas a sitios como la Gabinoteca esa que se creen que por tener nombres modernos en los platos te pueden clavar 30 pavos por una puñetera cena en la que te quedas con hambre (hasta aquí mi opinión culinaria de hoy).
3- En la piscina del pueblo solo ponen regetón en los altavoces: es habitual en las piscinas municipales madrileñas el fuera de la ley de la música. No se siente representado por el hilo musical de la instalación que ameniza al personal y, en lugar de usar sus auriculares Monster by Dr. Dre, pone su dispositivo portatil a toda castaña o, directamente le enchufa un altavoz y entonces la castaña es máxima. Escuchar 10 veces seguidas Bailando de Enrique Iglesias desde diferentes dispositivos y marcas te puede ayudar a saber que terminal telefónico o altavoz portátil emite mejor sonido y luego expresar esa opinión en un foro o blog o utilizarla tu mismo para comprar lo que quieras. También te pùede ayudar a saber que ha llegado el momento y sacar el cuchillo jamonero de la mochila de la pisci y emprenderla a machetazos con todos esos amantes de la música de radiofórmula. En los pueblos si alguien se sale del guión es mirado con desconfianza y despreciado públicamente.
4. Las fiestas de los pueblos son la caña: uno puede pensar que las fiestas de Madrid están muy bien porque van artistas famosos y eso. Pero en los pueblos hay una cosa mas mágica: las peñas o los quintos. Ambas agrupaciones de personas humanas resultan de utilidad en las fiestas ya que, por una pequeña cantidad de dinero podrás realizar diversas actividades entre las que se incluyen fundamentalmente beber hasta el coma etílico bebidas no siempre de importación y comer hasta llegar a la úlcera de estómago. Eso en Madrid no lo tenemos porque somos unos siesos y aquí nadie habla con nadie porque por otro lado hay gente aquí que son unos vinagres. Además puedes ver a las viejas bailando cualquier baile de la misma forma: manos a la altura del cuello y paso para delante-paso para atrás.
Por otro lado están las desventajas de tener pueblo que son las siguientes:
Señoras esperando que pases para ponerte a parir |
1. Los insectos de los pueblos saben que eres de fuera e intentarán matarte ya sea chupándote la sangre o haciéndote picaduras que parezcan heridas de bala. Da igual que uses repelente para mosquito de la malaria, eso a los de tu pueblo se la suda. Se beben tu Relec Extra-Forte como si fuera agua y hacen gárgaras con ello.
2. Siempre que vuelves del pueblo la carretera está hasta el ojete. Da igual a la hora que salgas, pronto por la mañana, a las 11 de la noche... Todo el mundo ha pensado lo mismo que tu al despertarse el domingo y han decidido volver todos a la vez para dar por culo y montar un atasco de 3 horas que desaparece momentos antes de poner el cartel de Madrid en la autovía porque la gente desconecta el modo de conducción pueblo y vuelve al modo Capital de ir a toda leche.
3. La gente en tu pueblo es mazo de cotilla. Solo tienes dos opciones: aceptarlo y unirte al aluvión de Arggg o Ufff similar al cuore o caer en una depresión porque tienes 45 años y sigues soltero/a y en el pueblo eso ya huele y la gente habla a tus espaldas y eres el blanco de la mofa y bufa general.
4. Ir vestido de moderno AKA moda urbana en un pueblo te puede suponer que te inflen a collejas y que seas considerado un mariquita aunque tu ropa sea considerada en la capital como de machote máximo. Ten cuidado con los pantalones de culo cagao que puede venir uno del pueblo por detrás y subirte el calzoncillo/bragas hasta la coronilla. Lo mismo con las gorras no encajadas en cabeza, puede venir uno por detrás e incrustartela hasta que no puedas sacarla nunca.